Fotografía: MarthaJ.OsunaB. Ángel Gustavo Rivas Información general sobre el Festival de las Artes Navachiste Ha llegado la Primavera, en Ciudad de México ya están floreadas las jacarandas y el color violeta embellece los paisajes urbanos, esto significa -se lo escuché a Vidal Flores alguna vez a la orilla del mar- que ya está muy cerca el Festival Navachiste. Las olas del mar, en la costa sinaloense, están acomodando la arena para recibir a los amantes de la poesía que llegarán al Carrizo Colorado a pasar una semana entre letras, escultura, teatro, música, agua salada, cerros y otros humanos felices en un ambiente que conjuga arte, naturaleza y fraternidad. El Festival Internacional de las Artes Navachiste se celebra "siempre en Semana Santa" en las costas de Sinaloa, sobre la arena con conchas de caracol, entre cerros y manglares y ante las tranquilas aguas de la Bahía de Navachiste, en los límites de los norteños mu
El día que moriste yo te vi,
no paraba de mirarte,
regresaste de un viaje a México,
traías un pastel deshecho en una caja de cartón,
nos pusimos todos muy contentos porque de eso no había
por aquí.
Mi abuela y mi madre preparaban el almuerzo en la
cocina de leña.
Estabas sentado en un banco viejo de madera,
te caíste sin decir palabra, todo se volvió confuso,
gritos, llanto, miedo; te fuiste.
Tu ausencia nos disgregó por la vida.
Mi madre murió de tanto acordarse de ti.
Tu allá, muerto, ni te enteraste que te seguían queriendo.
Honorio (II)
Aquí ya tienes nietos.
Tu ausencia se volvió poco a poco una neblina,
como las que abundan por acá después de la lluvia
cuando va amaneciendo.
Y así nos fueron encontrando los días,
haciendo no sé qué cosas.
Cada quién no sé dónde.
En cada surco me voy quedando,
cada vez más lejos.
Mi abuelo dice: -Todavía no eres hombre para seguir
el paso de esta yunta.
Y se adelanta con las semillas a la otra melga para
ayudarme,
mientras los tordos y los cuervos buscan la semilla en
la tierra recién herida.
Ah, los días en que la abuela me preparaba el desayuno
en la cocina de paredes de piedras blancas y adobe;
su piso de tierra viva, el olor
a tortilla y leña quemada,
las tejas rojas y café mohecidas por la lluvia;
la pequeña ventana que daba al huerto, el día soleado.
Mi abuelo alto, fuerte, siempre trabajando,
acarreando bultos de maíz o trigo hacia el granero.
Las mulas en el patio con su rebuznar constante, su
pataleo, su estiércol.
En la pajera las gallinas hacían sus nidos,
el cacareo a la hora de poner un huevo,
los perros esperando su comida en la puerta de la cocina.
El naranjo murió, ya no existe, la casa es una ruina, una
trinchera de ratas y tuzas.
Todo queda en el recuerdo,
una fotografía vieja, una rueda de carreta, el baúl vacío,
todo se acaba.
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Loca esperanza de la vida mía, de Ángel Gustavo Rivas, obtuvo el Premio Interamericano de Poesía Navachiste 2018, y está a la venta en Amazon. Para comprarlo, haga click aquí o en la imagen abajo. Para leer un poco más sobre este libro y leer algunos poemas, vaya a la página en Jacalito Literario de Loca esperanza de la vida mía.
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Jaime Santiago es un poeta mexicano que nació y vivió en Teotongo, Oaxaca; muy chico se trasladó a la ciudad, ejerció de mecánico; actualmente reside de nuevo en su pueblo natal. Encontró su vocación de poeta. Trabaja para vivir, pero también escribe y vive mejor con poesía. Es parte de un Taller itinerante con el maestro Ricardo Yáñez. Estos poemas forman parte del libro En la tierra del dios pequeño, publicado en 2013 por La Zonámbula. Esta es su primera publicación en El Jacalito.
Me gustó mucho mucho, y creo que realmente debe llamarse UN POETA.
ResponderEliminarHola, Marina. Coincido contigo en ambas cosas. Abrazo :)
EliminarGracias por compartir, sencillos y poderosos
ResponderEliminarEstamos de acuerdo, Enrique. Va un abrazo y muchas gracias a ti :)
Eliminar¡Que bellos! Le mueven a uno de más de 50, el recuerdo y los sentimientos... Gracias por compartir
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