Fotografía: MarthaJ.OsunaB. Ángel Gustavo Rivas Información general sobre el Festival de las Artes Navachiste Ha llegado la Primavera, en Ciudad de México ya están floreadas las jacarandas y el color violeta embellece los paisajes urbanos, esto significa -se lo escuché a Vidal Flores alguna vez a la orilla del mar- que ya está muy cerca el Festival Navachiste. Las olas del mar, en la costa sinaloense, están acomodando la arena para recibir a los amantes de la poesía que llegarán al Carrizo Colorado a pasar una semana entre letras, escultura, teatro, música, agua salada, cerros y otros humanos felices en un ambiente que conjuga arte, naturaleza y fraternidad. El Festival Internacional de las Artes Navachiste se celebra "siempre en Semana Santa" en las costas de Sinaloa, sobre la arena con conchas de caracol, entre cerros y manglares y ante las tranquilas aguas de la Bahía de Navachiste, en los límites de los norteños mu
Cualquiera que haya consumido
drogas duras (en particular: psicotrópicos), se habrá dado cuenta que, como por
arte de magia, nuestros pensamientos dan la impresión de volverse súbitamente
más profundos, al tiempo que muchas cosas, que antes parecían estar “ocultas”,
se revelan de golpe como si tuvieran voluntad propia.
A partir de
estos hechos, resulta obvio deducir que este tipo de drogas funcionan como
des-inhibidores o “interruptores” de funciones relacionadas con el lenguaje y
la percepción. Es por esto que, quizá, cuando andamos drogados, sentimos que
todo el tiempo se “vislumbra” algo nuevo… Y nada más natural que esto, porque
si tomamos en cuenta que nuestras intuiciones sensibles y nuestros pensamientos
(que, sintetizados, conforman eso que llamamos “experiencia”), están siendo sometidos
a una especie de “interrupción incesante”, es de esperarse, al menos, que tal
fenómeno dé como resultado el que nuestra psique, con tal de evitar caer en un
estado de estupefacción total, intensifique de inmediato nuestra capacidad de
análisis racional con el fin de ofrecer interpretaciones que permitan que el
“texto” que constituye “lo real” siga siendo legible.
No es, claro,
que nos volvamos más listos; sólo sucede que nuestra mente se agita, violenta,
motivada por una especie de “alarma” de desestabilización epistémica que, ante
todo, debe “cesar”. Sin embargo, como es sabido, sustancias tan potentes como
el LSD, los hongos alucinógenos o el DMT, “interrumpen” a tal grado los códigos
por medio de los cuales interpretamos la realidad, que resulta sencillamente
imposible, dadas nuestras limitadas fuerzas intelectivas, el “seguir el hilo de
la cuestión”, provocándonos así estados de asombro total o, en otros casos
(como el que me sucedió la fiesta pasada) de psicosis que yo calificaría,
simplemente, como positiva o no patológica.
¿Mas qué es
lo que se entiende en este breve ensayo por “estado psicótico”?
Si asumimos
los términos y el marco que nos ofrece Lacan en su tercer seminario, podemos
afirmar, con él, que tal estado consiste en conectar (directo) el plano del
orden simbólico (La ley, La moral: el Gran Otro) con el plano del orden
“imaginario”. Una de las consecuencias más conocidas de esta conexión (este
“viaje”, sin escalas, entre ambos planos) se caracteriza porque todo lo que nos
acontece, de pronto, cobra un significado trascendente.
En los casos
más extremos, como lo confirman miles de testimonios, la identificación de
tales planos puede ser tan poderosa, que incluso se llega a afirmar que Dios,
La Naturaleza, el Diablo (o lo que sea) se está comunicando directamente con
nosotros, de tal suerte que todo lo que sucede a nuestro alrededor (hasta el
más mínimo detalle) parece cargar consigo un misterioso “mensaje”, “una señal”,
“un secreto”. Y Justo en esas andábamos mi novia y yo el fin pasado, sólo que
en versión buena onda. Es decir: sin la paranoia y el sufrimiento que
caracterizan a las psicosis más claramente patológicas.
***
No se me mal entienda: no es que
yo sea un místico ni un hippie ni nada por el estilo. Más bien lo contrario:
considero que interpretaciones de esa clase (estilo Pijama surf), son
sumamente complacientes y (las más de las veces) charlatanas, puesto que sólo
pueden ser realizadas a posteriori. Es
decir, resultan de intentar plasmar en términos “seguros” experiencias que, por
definición, superan las condiciones de lo racionalizable.
En suma, creo
que no hay que andar por ahí, comprándole a cualquier tipo su viaje New Age, ni ser
tan prejuiciosos como para descalificar, a priori, lo que
“vemos” cuando estamos bien puestos. En
cualquier caso (niéguenmelo), uno se la pasa jodidamente bien con un ácido
encima (siempre y cuando, claro está, no se sufra de paranoia o esquizofrenia).
Finalmente, quisiera dejar bien claro (por si quedaba alguna duda) que, en
efecto, este texto puede ser leído como una invitación al uso “recreativo” de
todas y cada una de las drogas conocidas.
¿O qué pasa?
¿Es que acaso usted, estimado lector, como buen ciudadano, se siente culpable
si no se droga tan sólo con fines estrictamente medicinales, que son, como lo
indica la autoridad, los únicos legítimos?
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El Jacalito del Fondo, blog de literatura.
A mi me dio un brote psicótico cuando deje la maría, me asuste mucho pensé que no regresaría del viaje, pero pasados ocho meses ya estuve mejor y volví a la cochinada
ResponderEliminarWow, intensa experiencia, Pablo. Saludos :)
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